Perteneció a los condes de Taboada y su construcción data del siglo XVI
Madrid, 14 de febrero de 2024-. Hace tiempo que la cubierta del pazo de Vilar, en Taboada (Lugo), se hundió, y todo él presenta un alarmante estado de ruina general. La fachada sur está parcialmente derruida. Además, presenta grandes grietas en las restantes fachadas con sillares movidos e invadidos sus muros por la vegetación. Únicamente la granja, situada a espaldas del palacio, al mantenerse en uso todavía, presenta un buen estado de conservación.
Por estos motivos, el pazo de Vilar acaba de ser incluido en la Lista Roja que elabora la asociación Hispania Nostra (https://listaroja.hispanianostra.org/) y que recoge más de 1.200 monumentos españoles que se encuentran sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores.
El pazo, también llamado «casa do marqués», perteneció a los condes de Taboada, familia nobiliaria que ejerció el señorío jurisdiccional en toda la comarca y que emparentó con los condes de Lemos, cuyas armas se representan en sendos escudos labrados de su fachada principal, como los roeles de los Castro y las tablas y calderos de los Taboada bajo coronas.
A finales del Antiguo Régimen el pazo perteneció a los marqueses de Figueroa, propietarios también del pazo de Fefiñáns en Cambados y la propiedad fue dividiéndose y repartiéndose en sucesivas ventas entre los vecinos de la parroquia que lo fueron adquiriendo salvo el edificio principal del palacio que permaneció deshabitado y abandonado.
Se trata de una gran construcción cuadrangular irregular de piedra de sillería edificada sobre los restos de cimentaciones anteriores de carácter militar, con sótano y dos alturas y cubierta de losas de pizarra. La fachada principal situada al oeste presenta un acceso con arco de medio punto flanqueado por dos grandes escudos y una ventana en esquina.
El ángulo noreste de la construcción, el de mayor altura, está reforzado con grandes contrafuertes entre los que se abren otra puerta con arco de medio punto precedida de una escalinata a la planta baja y un tercer acceso también en arco de medio punto a las bodegas del sótano. Sobresale de la cubierta una interesante chimenea rematada con pináculos.
El conjunto palaciego se completa con la capilla de San Pedro, la granja, establos, otras dependencias menores situadas al norte y un palomar circular, todo en un entorno paisajístico de gran belleza entre prados y un bosque centenario con castaños y robles.