El conjunto arqueológico de Zonzamas ha sido expoliado y vandalizado.
Madrid, 19 de febrero de 2021- Cuando, a mediados de la década de los 90 del pasado siglo, se empezaba a construir un edificio que pretendía albergar el Museo Arqueológico de Zonzamas, en las localidades de Teguise, Arrecife, y San Bartolomé (Las Palmas, Islas Canarias), el futuro del yacimiento arqueológico parecía muy esperanzador. Sin embargo, en 1997 las obras cesaron y la construcción quedó sin finalizar. Desde ese momento, el conjunto arqueológico de Zonzamas quedó prácticamente abandonado y descuidado, y pronto comenzaron los primeros episodios de expolios y vandalismo.
Por todos estos motivos, el conjunto arqueológico de Zonzamas (Las Palmas, Islas Canarias) acaba de ser incluido en la Lista Roja del Patrimonio que elabora la asociación Hispania Nostra (www.listarojapatrimonio.org) y que recoge más de 800 monumentos españoles que corren el riesgo de desaparecer si no se actúa de inmediato.
El poblado de Zonzamas se considera uno de los yacimientos de arqueología indígena más relevantes del archipiélago canario. Fue el Rey Zonzamas -uno de los últimos jefes de la isla antes de la conquista europea en 1402- quien dio nombre a este poblado.
El conjunto arqueológico fue objeto de excavación en las décadas de los setenta, ochenta y noventa del siglo XX. Las dataciones cronológicas realizadas hasta ahora sitúan su origen en el siglo V, estando ocupado hasta el siglo VIII, cuando es abandonado. En el siglo XII hay una reocupación, que construye sobre lo que había quedado tapado por sedimentos. Al menos hasta el siglo XVIII había construcciones no sepultadas que estaban en uso; se supone que su abandono definitivo ocurre en 1731 tras las erupciones que sufrió la isla desde 1730 a 1736.
El conjunto arqueológico engloba una quesera y varias “casas hondas”, entre las que se encuentra el Palacio de Zonzamas, también conocido como Cueva del Majo. En algunas estructuras pueden apreciarse diversos tipos de grabados y restos de malacofauna. Asimismo, se han encontrado fragmentos de cerámica, huesos de animales y cuchillos aborígenes.
El poblado se organizaba en torno a un núcleo central protegido por una muralla de piedras. Los 5 conjuntos arquitectónicos que se dan a conocer son construcciones semisubterráneas que en ocasiones tienen planta circular u oval y, en otras, planta rectangular. No se sabe con exactitud para qué se destinaban estas edificaciones, aunque se les han atribuido diversas utilidades tales como almacén o lugar de reunión.
Las queseras son manifestaciones rupestres que consisten en canales longitudinales labrados en bloques basálticos. Se desconoce el uso que tenían estas estructuras, aunque se cree que podían haber sido utilizadas para la práctica de ritos religiosos, la realización de actividades cotidianas como la molienda o, simplemente, para la captación y almacenamiento de agua. Junto a la quesera del poblado se encuentra la Piedra del Majo, un área en la que pueden observarse gran cantidad de grabados líbico-bereberes, podomorfos y demás símbolos prehispánicos.
En el yacimiento se encuentran también los restos de las obras iniciadas en 1997 que pretendían albergar el Museo Arqueológico de Zonzamas, en el que se iba a mostrar la cultura de los majos, los antiguos aborígenes de Lanzarote. La estructura arquitectónica es asimétrica, se encuentra hundida en el terreno y cuenta con diversas grietas en la superficie que permitirían que la luz penetrase en los espacios expositivos. Se había proyectado, además, abrir un mirador sobre el mar de lava.
Tras décadas de excavaciones, abandonos, expolios y vandalismo, el yacimiento de Zonzamas se encuentra en mal estado de conservación.
Algunas partes de las “casas hondas” se encuentran actualmente en ruinas; otras están enterradas. La zona correspondiente al Palacio de Zonzamas -que se encuentra excavada parcialmente- ha sufrido saqueos debido a la falta de protección y vigilancia. Asimismo, se han paralizado las obras debido a la falta de inversión pública.
Actualmente los montículos con grabados no se encuentran catalogados, aunque pertenecen al perímetro del yacimiento. Tanto los fragmentos de cerámica como la malacofauna y las herramientas de corte, se encuentran repartidos por el suelo del yacimiento. A pesar de ser de época aborigen y estar protegidos, “carecen de valor”, según se comenta desde el Museo Arqueológico.
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