8 de marzo de 2013

Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid

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Cuando en 2011 la Asociación Hispania Nostra puso en marcha los Premios de Buenas Prácticas en sus tres categorías, tenía como propósito no sólo destacar actuaciones ejemplares en las tareas de salvaguarda y mejora del Patrimonio Cultural Español sino también incorporar una visión más amplia del concepto de Patrimonio y de los medios para protegerlo. Hispania Nostra eligió tres campos específicos en los que buscar no ya la buena actuación sino la excelencia si fuera posible: los trabajos sobre el territorio y el paisaje considerados como elementos inseparables de nuestro Patrimonio Cultural; la búsqueda racional de la utilización del Patrimonio como factor de bienestar social, de generación de recursos y de empleo y la correcta señalización de los lugares y objetos patrimoniales para su mejor comprensión y accesibilidad.

Hemos sido testigos, en este ámbito del Patrimonio como en otros, de cómo en los últimos tiempos no primaban el beneficio del tratamiento del objeto ni la búsqueda de su mejor entrega a las generaciones futuras, como demandan nuestras leyes. La falta de estudios previos, la ambición desmedida en las actuaciones, la ausencia de fines concretos de funcionalidad, los concursos que obligaban a las empresas a acudir a los más pobres recursos y materiales, entre otros síntomas, nos muestran que debe corregirse esta orientación a favor de otra que mejore los objetivos y los resultados, que prime el interés público sobre el privado, que haga compatible el uso y disfrute con la conservación del Patrimonio. Estos no son otros que desarrollar una civilización de buenas prácticas entre los ciudadanos y entre los gestores y responsables de la conservación del Patrimonio.

Hispania Nostra, además de convocar sus premios, desea promoverr debates y reflexión sobre sistemas que protejan el Patrimonio Cultural y Natural de una manera eficaz y pragmática. Para ello ha puesto en marcha, con el apoyo de la Fundación ACS, la Fundación Santander y el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid, esta Jornada en la que participarán cualificados profesionales, a la que seguirán otras, con la esperanza de ir creando un corpus doctrinal que pueda ser de utilidad para los gestores de Patrimonio.

Madrid 8 de marzo de 2013

Buenos días y sean todos bienvenidos a estas primeras jornadas sobre buenas prácticas en conservación de patrimonio cultural que convoca la asociación Hispania Nostra.

Los objetivos esenciales por los que hemos planteado esta jornada son diversos:

    1. Escaso interés social por las buenas prácticas en patrimonio. La razón inicial fue el bajo interés que el bien hacer y las noticias ejemplares en relación con el patrimonio despiertan en la sociedad y, consecuentemente, en los medios de difusión. Si tomamos como referencia un medio de consulta tan habitual como Google, ya tenemos un primer dato: hay 75 páginas dedicadas al tema de Buenas prácticas y sólo 2 entradas para patrimonio: una es el congreso sobre buenas prácticas en arqueología, que se celebró en Mahón en abril de 2012. La otra es la convocatoria de esta jornada, que aparece en la página 25.
    2. Razones sociales, económicas y éticas. Estamos en una época ya larga de crisis económica y crisis de valores sociales y éticos. La crisis, con su alta tasa de desempleo y otros muchos problemas sociales, induce por un lado al pesimismo y por otro a santificar-justificar cualquier actuación, por bárbara que sea, que prometa generar empleo. Pero igualmente ocurre que los momentos de crisis suelen ser buenos para la reflexión y para proponer cambios radicales en hábitos que con el éxito son difíciles de plantear. Además, no es malo en medio del pesimismo encontrar muchas actividades bien hechas e inducir al optimismo.
    3. Demostrar la utilidad de las organizaciones sociales sin ánimo de lucro, como es Hispania Nostra que en momento de crisis consigue sobrevivir únicamente con los recursos que generan sus asociados.

Es bueno que esta contribución a la reflexión, este avance en las ideas venga de la mano de una asociación de ciudadanos de diversa procedencia cultural de todo el territorio español unidos por el interés común de defender el patrimonio cultural. Es bueno que Hispania Nostra, gracias al apoyo prestado por los miembros de su Junta Directiva y por sus asociados y al soporte económico y moral de las fundaciones modélicas de dos empresas privadas, ACS y Banco Santander, haya planteado algo que deberá servir de referencia futura tanto por las instituciones públicas como a las privadas que se relacionen con la gestión del patrimonio cultural.

Hispania Nostra comenzó a interesarse por la difusión de las buenas prácticas y por ello puso en marcha, a partir de 2011, la convocatoria su premio. Estos premios pretenden en primer lugar dar a conocer actuaciones positivas, llevadas a cabo por personas físicas o jurídicas, cuya contribución sirva de referencia, estímulo y ejemplo para las actuaciones en el ámbito del patrimonio cultural y natural de España y constituyan un acicate para el desarrollo cultural, social o económico de nuestro país. Se intenta estimular actuaciones ejemplares en la gestión de patrimonio natural y cultural que, sin necesidad de ser espectaculares ni grandiosas, constituyen un ejemplo a nivel nacional, dando valor a lo pequeño y promocionando la gestión del patrimonio cultural como generador de recursos sociales y económicos pero que deben ser administrados de manera racional y sostenible, “porque lo hemos heredado para disfrutarlo que no para consumirlo”. La ejemplificación y el efecto contagio son valores intangibles que pueden mejorar nuestra economía.

Pero Hispania Nostra, al abordar esta materia de las buenas prácticas, intenta también contribuir a impulsar un concepto actual e integrador del patrimonio cultural y natural, ya que ambos van parejos en la evolución del concepto de patrimonio y ello puede tener una influencia decisiva en el desarrollo local y regional. Esa evolución debe tener reflejo en las normas de protección jurídica y en las actuaciones que deban llevar a cabo tanto de las instituciones responsables de la defensa del Patrimonio como los ciudadanos y sus organizaciones cívicas.

Probablemente todos los presentes conocen suficientemente el avance experimentado durante los últimos 40 años respecto a la consideración del patrimonio: del monumento aislado y descontextualizado en el que la principal razón de conservación era su aspecto físico (valor artístico) o la fecha de su realización (valor histórico) a añadir el valor de su contenido mueble, respeto al interior, al entorno y su inclusión en el espacio urbano. Poco a poco la sociedad ha ido interiorizando la necesidad de conservar las manifestaciones materiales inmuebles o muebles de carácter histórico o artístico producidas a lo largo del tiempo. Más recientemente ha comenzado a aceptar que el patrimonio cultural no se limita a monumentos y colecciones de objetos (es decir el patrimonio material) sino que comprende también tradiciones o expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados y transmitidas a nuestros descendientes, como las tradiciones orales, las artes del espectáculo; los usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y el universo, o los saberes y técnicas vinculados a la artesanía tradicional (es decir el patrimonio inmaterial).

A esa evolución del concepto de patrimonio han contribuido tanto las necesidades intrínsecas de proteger otros patrimonios -generando la reflexión respecto a cómo realizarlo-, como las normas y recomendaciones de algunas organizaciones internacionales relacionadas con su protección. Las principales a mencionar son UNESCO y Consejo de Europa, aunque no debamos olvidar el impulso dado por las actividades y el modo de legislar de algunos países que han resultado lideres ejemplares en esta materia así como la importante colaboración de organizaciones cívicas de carácter internacional o nacional (entre las que se encuentra Hispania Nostra) como pueden ser la de Ciudades Patrimonio de la Humanidad, Europa Nostra, Fundaciones como la Getty, Rockefeller, Agha Kan (para la recuperación de patrimonio en África), entre otras muchas.

Desde Hispania Nostra pretendemos unirnos a los profesionales que consideran necesario dar un paso más en la evolución conceptual sobre la noción de protección del patrimonio, incorporando como elementos sustanciales del mismo el territorio y el paisaje. Al mismo tiempo nos parece que puede ser de utilidad, principalmente para las administraciones regionales y locales, poner en valor actuaciones que puedan servir de ejemplo

Las razones anteriormente expuestas nos llevaron a considerar premiables tres categorías, y sobre ellas versarán las tres primeras conferencias de esta jornada, que deseamos no sea más que el inicio de otras que vendrán en el futuro y que contribuirán no solo a definir con mayor precisión los méritos de los proyectos que Hispania Nostra vaya premiando, sino que conseguirá ir proponiendo criterios de intervención en la conservación, incremento y restauración de nuestro patrimonio cultural (nuestro o en sentido Patrimonio de la Humanidad, tanto el de dentro como el de fuera de nuestro territorio y en especial con aquellos países con los que compartimos herencia cultural, como los europeo y los americanos) Las tres categorías establecidas para el premio han tenido en consideración un concepto actual e integrador del patrimonio cultural y natural:

    1. A las intervenciones en el territorio y en el paisaje.
    2. Al patrimonio como fuente de desarrollo social y económico.
    3. A la señalización y facilidad de acceso al patrimonio.

A la primera convocatoria se han presentado 42 candidaturas (6 a la primera categoría, 28 a la segunda y 7 a la tercera).

La sesión vespertina de esta jornada la hemos dividido en dos partes. La primera la dedicaremos a un tema de larga tradición es Hispania Nostra, la legislación como instrumento fundamental para la protección del patrimonio, analizando las fortalezas y debilidades de la legislación actual. En la segunda hemos querido compartir y debatir con todos ustedes cuales han sido las razones que nos llevaron a premiar determinados proyectos en la primera convocatoria de lao Premios Hispania Nostra. Para eso nos acompañan una parte de los miembros del primer Jurado del Premio, con la esperanza de que de sus intervenciones unidas a las de todos ustedes, los participantes, surjan nuevos paradigmas y propuestas que nos ayuden a acertar en la selección de premios para las sucesivas convocatorias. Por ello también les animo a presentarnos intervenciones ejemplares antes del próximo 15 de abril, fecha en la finaliza el plazo de presentación de proyectos para esta segunda convocatoria del Premio Hispania Nostra

Respecto a los ya premiado en la primera, sólo los mencionaré, ya que pueden encontrarlos detallados e ilustrados en nuestra página web:

Me interesa señalar la importancia que para nosotros tienen las tres categorías:

    • Involucrar en la protección del patrimonio a su territorio y al paisaje.
    • Considerar que existen fuertes razones históricas y artísticas para la conservación del patrimonio pero que igualmente importante son las razones de carácter social y económico. Conservar, restaurar o acrecentar el patrimonio no sólo porque es causa de beneficios y proporciona bienes inmediatos, como el turismo, sino porque es inseparable de las cosas que sus habitantes necesitan para que su vida sea buena, como lo es el centro de salud, o la escuela para recibir educación, o las carreteras o las aceras para poder acceder a su casa, o el agua corriente en casa y los servicios higiénicos.

Aunque escasean las estadísticas y no existen estudios suficientes para documentar este asunto, algunas experiencias exitosas, como las escuelas taller y las casas de oficios (puestos en marcha por el INEM desde 1985, en colaboración con ayuntamientos y comunidades, contando con la aportación de los Fondos Europeos) , o los talleres de empleo para mayores de 25 años creados en 1999, pueden servir de referente para especular que la conservación y la restauración del patrimonio cultural y natural , así como su difusión y puesta en valor, generan más empleo directo e inducido y de más calidad que las construcciones de nueva planta o las intervenciones de diverso tipo que degradan el territorio y que, al igual que el patrimonio cultural, constituye un bien limitado y no renovable. Otros aspectos positivos de la conservación, restauración y acrecentamiento de nuestro patrimonio que pueden señalarse son:

    • Que la recuperación del patrimonio fija población y evita la sectorialización social por edades o profesiones, siempre desfavorable
    • Que la experiencia aconseja no apostar por una sola fuente de ingresos. La monoactividad (el monocultivo) económica genera altas tasas de desempleo e indefensión en momentos de crisis, sufrimientos a la población y perdidas de bienestar social como los estamos comprobando en esta larga crisis del ladrillo y financiera, de la que nos va a costar salir pero de la que no estoy segura que sepamos aprender la lección para no volver a repetir errores que sistemáticamente los españoles, más que otros europeos, hemos cometido en el pasado, ya que aunque la inteligencia es un patrimonio que se multiplica con el uso, dice el refrán que “el ser humano es el único animal que se tropieza dos veces con la misma piedra”.
    • Que hace falta cambiar valores, hace falta educación y que las leyes protejan un concepto del patrimonio ampliado al paisaje y al territorio, educación para sensibilizar. No se nace con la capacidad de disfrutar de los placeres: Comer, beber, sexo, ver, oír, comprender, disfrutar del patrimonio, se adquieren con educación y práctica

Y respecto a la 3ª Categoría que estos premios pretenden poner de relieve, consideramos que España funciona especialmente mal en la señalización y accesibilidad de su patrimonio, siendo éste un aspecto importante no sólo por su utilidad sino también por su valor pedagógico. ¿Cómo se puede gastar en hacer y no en facilitar el disfrute? ¿Cómo no se piensa que es tan importante hacer como contar? ¿Es por soberbia y autosuficiente de los profesionales que intervienen en el patrimonio? ¿Es porque hacemos para el patrimonio como objeto en sí mismo y no para el disfrute de los ciudadanos?

Nuestra Ley española de Protección del Patrimonio data de 1985, pese a sus 27 años de vida goza de buena salud y sigue siendo una buena ley. Pero creo que ha llegado el momento de dar un paso hacia adelante y plantearse si debemos reformarla e incluso si conviene una nueva, ya que en estos 27 años ha evolucionado notablemente tanto el concepto de patrimonio y las tipologías que incluye, como los recursos técnicos para llevar a cabo su protección. Ese progreso se ha plasmado en convenios y acuerdos internacionales que España ha suscrito, pero esos compromisos no tienen reflejo en las normas jurídicas nacionales.

Pero tan importante como la evolución conceptual y tecnológica o los compromisos internacionales españoles es la transformación de la realidad social y de la organización del Estado durante el periodo de vigencia de la ley: las comunidades autónomas han desarrollado sus competencias y promulgado sus leyes de patrimonio. Han aumentado de manera exponencial las organizaciones sin ánimo de lucro, y entre ellas las dedicadas a patrimonio cultural. Ha mejorado la apreciación ciudadana respecto a la necesidad de conservar su patrimonio y los beneficios que ello le reporta. En mi opinión, la vigente ley no reconoce adecuadamente la importancia y las funciones de las administraciones locales ni de las organizaciones sociales y considero que esas carencias deberían ser subsanadas.

Por tanto, y para concluir, desearía que, a esta primera jornada sobre las buenas prácticas en patrimonio, le sigan muchas otras en las que vayamos ahondando en la participación social.

Muchas gracias.

Araceli Pereda, presidenta de Hispania Nostra.

Las buenas prácticas son aquellas actuaciones en el patrimonio cultural que se convierten en referentes ejemplares y útiles para posibles gestores, proporcionándoles elementos de inspiración, reflexión y trabajo para identificar, impulsar y difundir sus actuaciones, transfiriendo conocimiento en beneficio de una mayor eficacia en la protección del patrimonio cultural y natural. La importancia no la determina el tamaño ni la espectacularidad sino la ejemplaridad, por pequeño que sea el proyecto.

Las buenas prácticas deben de ser evaluables. El referente para su consideración como tal se basa en los principios señalados por la UNESCO para los bienes inmateriales: corresponsabilidad y participación; eficiencia; impacto positivo y efectividad; innovación; planificación; sostenibilidad; transferibilidad y viabilidad

La consideración por parte de la UNESCO de buenas prácticas referidas a patrimonio inmaterial deberá ser aplicada en el futuro a los bienes tangibles.

De acuerdo con el Convenio Europeo del Paisaje, se considera que el patrimonio cultural y natural se fusionan en una visión integral del paisaje, tanto en el medio urbano como en el territorio o en la naturaleza, por lo que debe incluirse en las medidas protectoras del patrimonio.

Por tanto, deberá insertarse el paisaje en el ordenamiento jurídico de protección del patrimonio histórico y considerar obligatoria su inclusión en los planes especiales de ordenación de conjuntos urbanos, arqueológicos y monumentales

Se reconoce la necesidad de realizar un profundo Plan Nacional de conservación preventiva.

Se respetará el principio de coordinación y solidaridad en el patrimonio.

Se considera imprescindible la práctica del consenso entre las comunidades autónomas y el Estado en relación con los objetivos marcados por sus diferentes leyes de patrimonio que, en aras del beneficio social y la eficacia deberán conseguir el mínimo de consenso en sus políticas de conservación del patrimonio.

Se buscará la normalidad en el cumplimiento obligado de la normativa legal del sistema de protección patrimonial.

Es preciso insistir en la importancia de aplicar el método de la interdisciplinariedad para afrontar cualquier actividad relacionada con el tratamiento del patrimonio.

Se procurará la conservación con uso en los monumentos y paisajes.

Se conjugará la identidad y autenticidad del lugar con su revalorización de lo patrimonial.

Se ha de insistir en multiplicar la formación en la señalética del patrimonio, pues la buena señalización es esencial para el conocimiento del mismo.

Se propiciará la crítica argumentada y constructiva de las intervenciones en el patrimonio para garantizar las buenas prácticas.

Se utilizará la búsqueda de las Buenas Prácticas como cultura de la excelencia y de la evaluación de la calidad continua.

Se debe reconocer la importancia de la participación ciudadana en la conservación del patrimonio, pues delata su valor de interés general.

Se reclamará a Hispania Nostra que se convierta en altavoz de los movimientos ciudadanos en defensa del patrimonio.

Se deberá exigir el derecho de visita pública a los monumentos declarados BIC que estén cerrados al público, especialmente los relacionados con la titularidad de la Iglesia Católica, dado que las inversiones de conservación realizadas en ellos por la sociedad a través de sus distintos organismos no revierten en beneficio del disfrute de los ciudadanos.

Se deben buscar fórmulas para propiciar la educación sobre el patrimonio en las enseñanzas básicas y secundarias. Se promoverá la redacción de un texto básico sobre el patrimonio español para la infancia y la juventud.

Se intentará garantizar en todo lo posible la accesibilidad de los discapacitados a los Bienes de Interés Cultural.

Se primarán las intervenciones que busquen la sostenibilidad y el equilibrio del ecosistema.

España necesita mejorar la calidad del tratamiento de su patrimonio a nivel técnico y turístico para garantizar su conservación y generar empleo, pues aumenta constantemente la demanda de su disfrute y está comprobado que es motor de desarrollo.

 

Madrid, 8 de marzo de 2013.

Araceli Pereda Alonso y Javier Rivera Blanco, coordinadores.