Algunas de las últimas actuaciones llevadas a cabo son desafortunadas
Madrid, 18 de enero de 2022-. Uno de los atractivos de San Sebastián radica en los tres parques principales que acoge la ciudad: Cristinaenea, Aiete y Miramar. Cristinaenea está protegido por las normativas del PEPPUC con los grados F (jardín) y D (edificaciones). Sin embargo, carece de cualquier tipo de protección del Gobierno Vasco. El palacio fue propiedad de los duques de Mandas y al morir en 1917, legaron la finca a la ciudad. Por las condiciones de la donación, el duque aspiraba a que se conservara de una forma íntegra y original.
En el 2005 se vació el palacio de su contenido, cuya conservación era una exigencia testamentaria, y se instaló allí el Centro de Recursos Medioambientales. En relación a ello, Hispania Nostra reclama una mayor sensibilidad hacia los bienes muebles ya que constituyen una parte indisoluble del inmueble. Y denuncia la falta de medidas eficaces para su protección, las cuales, en abril del 2020, dieron lugar al robo del retrato del duque de Mandas que todavía no ha aparecido. Además, recientemente se han cubierto los caminos de la finca con hormigón, rompiendo el estilo original.
El de Aiete está declarado Bien Cultural por el Gobierno Vasco e incluye el palacio neoclásico que los duques de Bailén levantaron en 1878. En 1940, el ayuntamiento compró la finca y en 1991 restauró la planta noble, respetando el mobiliario. En el 2008-2010 se hizo la casa de cultura bajo el jardín con el rechazo de varias asociaciones e instituciones. Así mismo se habilitó el palacio como Casa de la Paz y de los Derechos Humanos y se vació el mobiliario de la primera planta, donde se instalaron las oficinas.
Con ello, poco a poco, se camina en la dirección de que en un futuro no muy lejano, se pierda la unicidad de unos monumentos únicos que hasta hace poco se conservaban de una manera íntegra. Y se conviertan en unos simples mascarones de espacios vacíos y funcionales. Respecto al jardín, Hispania Nostra llama la atención sobre la última intervención en la bajada de la gruta, descarnada, y en la reforma con un adoquinado moderno. Además quiere resaltar que en este tipo de jardines históricos, como en Miramar, resulta incongruente que por un lado se aspire y se trabaje en la conservación según los patrones originales. Y por otro se coloquen esculturas modernas que desentonan y rompen la unicidad artística.
El de Miramar se haya asociado al grado A de protección del PEPPUC, además de ser Monumento Histórico-Artístico. En este caso se conserva la mitad de la superficie original de los jardines. Y aunque se mantienen en buen estado, los caminos, en varios tramos, se encuentran descarnados y a falta de una restauración. El palacio fue erigido entre 1889 y 1893, y en 1972, lo compró el ayuntamiento. Desde Hispania Nostra se valora positivamente el estado de conservación del jardín pero reclama un mayor interés por la aspiración a que el palacio recupere la unicidad histórico-artística. En concreto, por la reposición de sus bienes muebles dispersados en La Cumbre y otros lugares, el destino para unos fines culturales y su apertura al público.