Con tristeza y profunda emoción, Europa Nostra rinde homenaje y expresa su gratitud a Su Alteza Real el Príncipe Consorte de Dinamarca, que acaba de fallecer. El Príncipe Henrik presidió Europa Nostra durante 17 años, entre 1990 y 2007. Su Presidencia marcó una época de expansión y desarrollo sin precedentes de nuestra Organización, reconocida hoy como la verdadera “voz” del patrimonio cultural en Europa.
Comprometido y plenamente identificado con nuestra acción, nunca faltó a una Asamblea General, una reunión del Consejo, ceremonia europea de entrega de premios ni otro acontecimiento donde su presencia fuera importante. Desde Dublín en 1990 hasta Estocolmo en 2007, pasando por Estambul, Milán, Budapest, Cardiff, Viena, Varsovia, Berlín, Madrid, Nápoles, Praga, Luzerna, Dubrovnik, Estrasburgo, Munich, Bergen, Malt… El príncipe Henrik recorrió con nostros toda Europa, sin olvidar las reuniones que se celebraron varias veces en Dinamarca, ni en su castillo de Caix, cerca de Cahors, en el Languedoc francés. En toda acción que buscara la promoción del patrimonio cultural europeo o en toda situación que comprometiera su salvaguarda, se contó siempre con su consejo sabio y prudente. Los miembros de Europa Nostra recordarán siempre su franqueza y su proximidad, que propiciaban el diálogo y reforzaban el espíritu de equipo dentro de una Organización que le debe tanto de su expansión actual. Quienes trabajaron con él en el secretariado internacional o en los órganos de dirección de Europa Nostra, le sintieron siempre cercano y consciente de los retos que debía asumir nuestra Organización, en un momento en que Europa vivía un momento clave de su historia.
Conviene recordar que el príncipe Consorte de Dinamarca aceptó la presidencia de Europa Nostra en 1990, pocos meses después de la caída del muro de Berlin y la apertura de los países de Europa Central y Oriental. Nuestro Continente se convertía, por fin, en un vasto espacio de seguridad democrática sobre la base de unos valores comunes, y el patrimonio cultural común se mostraba como un factor decisivo de de esta nueva dinámica que abría nuevos horizontes a la vocación y a la acción de Europa Nostra. Aceptar la presidencia de esta Organización fue, en esos momentos, un acto de valentía y de convicción europea. Tanto más, cuanto que el Príncipe Henrik debía continuar la acción de dos personalidades muy comprometidas en la construcción de una Europa Unida: Lord Duncan-Sandys, ex – ministro y parlamentario británico, presidente de la Subcomisión de Patrimonio Cutural de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa y Hans de Koster, ex – ministro de los Países Bajos, que había presidido sucesivamente el Comité de Ministros y la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. La aportación del Príncipe Henrik a Europa Nostra fue decisiva: consolidar la Organización, instalar su sede en La Haya, con un secretariado permanente y eficaz, construir la colaboración con la Unión Europa y ampliar nuestro movimiento ciudadano en favor del Patrimonio Cultural a la Gran Europa. La finura diplomática del Príncipe Henrik fue esencial para mantener un equilibrio justo entre el Consejo de Europa, institución con sede en Estrasburgo, vinculada a los orígenes de Europa Nostra, y la Unión Europea, de la que Europa Nostra es hoy interlocutora privilegiada.
Bajo su presidencia, las Medallas y Diplomas de Europa Nostra se convirtieron el año de 2002 en el Premio de Patrimonio Cultural de la Unión Europea / Concurso Europa Nostra. Y se realizó, también, la fusión del Instituto Internacional de Castillos Históricos (IBI, Internationales Burgen Institut) con Europa Nostra haciendo de nuestra Organización la mayor estructura no gubernamental que agrupa a la sociedad civil activa en materia de patrimonio cultural y natural de nuestro Continente.
Un balance significativo que prueba la dedicación a la misión y a la acción de Europa Nostra, por parte del Príncipe Consorte de Dinamarca, de quien guardaremos siempre un recuerdo agradecido, lleno de afecto y de respeto.